Ya empecé mal el día. Las pequeñas miserias del día empiezan a amontonarse en algún lugar del alma, que empieza a pesarme como si estuviese hecha de un elemento material.
Frente al dolor, en el dolor, uno siempre se encuentra solo.
Sé que prometí no usar este espacio sólo para quejarme, aunque ahora mismo es lo que me pide el cuerpo, o el alma, o el corazón.... No sé, algo me dice: llora, grita, enfádate, rebélate, pero no te quedes quieta y dejes que todo continue al revés.
Mi vida es como una rosa roja que tengo al alcance de la mano, pero sus afiladas espinas no me permiten cogerla, para cuidarla y protegerla y pueda impregnar con su dulce aroma todo lo que me rodea.
Algunas veces puedo notar ese olor y me ofrece esa serenidad que anhelo. En esos momentos tengo como un halo alrededor que no permite entrar esos sentimientos de desasosiego, en los que todo está oscuro, muy oscuro y en silencio.
Ya sé que la suerte en la vida se mide cuando ésta termina, y yo espero poder decir de la mía que la tuve, y buena. |
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