En mi empeño de imitar a Homer Simpson para conseguir inmortalizar mi trasero en mi amante, el sofá, y zapeando por las diversas cadenas (que no son pocas) que se empeñan en acabar de destrozar este desesperante verano, me topo con un patético programa al que acuden multitud de jovencitas, guapas y menos guapas, para conseguir un sueño que, según muchas de ellas es el sueño de su vida, ser modelo profesional. ¿Y esto es la liberación de la mujer? No puede ser más humillante... A parte de mi opinión sobre este tipo de iniciativas, creo que nadie, por muy vacío que tenga el cerebro se merezca las palabras que les brindan los autodenominados profesionales, entre los que se encuentran dos personajes a los que no les encuentro el calificativo adecuado que los defina y hacen que estas ingenuas salgan con un sueño roto. Tantos años y tantas vidas perdidas para conseguir ser un país mínimamente desarrollado y preocupado por problemas sociales, culturales, económicos... Y llegan estos pseudo-modernillos y nos tiran siglos de lucha por la borda. Donde está la cultura de este país de grandes escritores, grandes pensadores y grandes revolucionarios. |
Rompiendo normas: Innovación literaria
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Cuando se domina una profesión, se puede realizar el capricho que uno
imagine. En el caso de la arquitectura resulta muy evidente. En literatura
suced...
Hace 1 semana
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