jueves, 31 de diciembre de 2009

fin... de año


Es hora de hacer balance de este año que hoy termina y voy a empezar por la conclusión: annus horribilis


Fue el año de los finales:

- fin de una década

- fin de un buen trabajo

- fin de una relación (buena o mala, fue el fin)

- fin de una amistad

- fin de otra década (mi treintena...)

... y lo peor...

- fin de una vida
Y deseando que se termine pronto este 2009
¡FELIZ 2010!! a todos

martes, 29 de diciembre de 2009

lecturas 2009 - XXVIII y XXIX




El hombre sonriente (Henning Mankell)
El abogado Gustaf Torstensson conduce inquieto su vehículo por una carretera solitaria. Es noche cerrada y el hombre mira constantemente por el retrovisor, tratando de descubrir si le persigue algún coche. De repente, delante de él, ve una silla plantada en medio del asfalto, y en ella, un muñeco del tamaño de un ser humano. Es otoño y la niebla alcanza ya la carretera. Torstensson frena en seco y, aterrado, sale del coche para ver de cerca la fantasmagórica aparición. Es lo último que hace en su vida. muy poco después, el inspector Wallander se verá inmerso en un complicado caso de delincuencia económica de altos vuelos. Sin embargo, la sensación de luchar contra un enemigo intangible –un adinerado y autoritario mecenas-, la permanente sonrisa del principal sospechoso y esa extraña impresión deque su vida corre peligro pondrán a prueba su entereza y su habilidad.
Así empieza...
“La niebla”, pensaba.
“Es como un depredador furtivo y silencioso. Jamás lograré habituarme a ella, pese a que toda mi vida ha transcurrido en Escania, donde las personas aparecen constantemente envueltas en su manto invisible”.
Eran las nueve de la noche del 11 de octubre de 1993.
La bruma se había precipitado veloz, como un torbellino, procedente del mar. Él iba al volante, de regreso a la ciudad de Ystad, donde residía. Su vehículo hendió la blancura brumosa apenas hubo dejado atrás las laderas de Brösarp.
Una intensa sensación de temor lo invadió al punto.
. Ojos de agua (Domingo Villar)
Entre el aroma del mar y de los pinos gallegos, en una torre residencial junto a la playa, un joven saxofonista de ojos claros, Luis Reigosa, ha aparecido asesinado con una crueldad que apunta a un crimen pasional. Sin embargo, el músico muerto no mantiene una relación estable y la casa, limpia de huellas, no muestra más que partituras ordenadas en los estantes y saxofones colgados en las paredes.
Leo Caldas, un solitario y melancólico inspector de policía que compagina su trabajo en comisaría con un consultorio radiofónico, se hará cargo de una investigación que le llevará de la bruma del anochecer al humo de las tabernas y los clubes de jazz. A su lado está el ayudante Rafael Estévez, un aragonés demasiado impetuoso para una Galicia irónica y ambigua, e incluso demasiado impetuoso para el propio Leo, que busca entre sorbos de vino los fantasmas ocultos en los demás mientras intenta sobrevivir a los suyos.
Gracias a la labor de este singular tándem Caldas-Estévez la verdad termina por aflorar, llevándonos a desentrañar el secreto que esconden los Ojos de Agua.
Así empieza...
La línea de luces de la costa, el resplandor de la ciudad, la espuma blanca batiendo en el rompiente... No importaba que estuviera oscuro y la lluvia empapara los cristales. Quienes acudían a su casa por primera vez hablaban siempre de las vistas, como por obligación.
Luis Reigosa escogió un CD del estante, lo colocó en el equipo de música y sirvió las bebidas en unas copas anchas cuyos bordes había frotado antes con la cáscara de un limón. No sospechó que eran las últimas que servía.
Escucharon el bramido del viento cuando bajaron abrazados a la habitación. Desde el saón, Billie Holiday les regalaba The man I love-
.
Someday he’ll come along
The man I love
And he’ll be big and strong
The man I love

piña

Jo, con esto de estar enclaustrada en casa, ya llevo 3 kilitos de más




Y eso que hoy me corté y sólo cené una rodaja de piña...
1º propósito para el 2010 - bajar esos 3 kilos de más
y esto es el principio...

viernes, 25 de diciembre de 2009

lecturas 2009 - XXVI y XXVII


La playa de los ahogados (Domingo Villar)
Una mañana, el cadáver de un marinero es arrastrado por la marea hasta la orilla de una playa gallega. Si no tuviese las manos atadas, Justo Castelo sería otro de los hijos de la mar que encontró su tumba entre las aguas mientras faenaba. Sin testigos ni rastro de la embarcación del fallecido, el lacónico inspector Leo Caldas se sumerge en el ambiente marinero del pueblo, tratando de esclarecer el crimen entre hombres y mujeres que se resisten a desvelar sus sospechas y que, cuando se deciden a hablar, apuntan en una dirección demasiado insólita.
Un asunto brumoso para Caldas, que atraviesa días difíciles: el único hermano de su padre está gravemente enfermo y su colaboración radiofónica en Onda Vigo se está volviendo insoportable. Tampoco facilita las cosas el carácter impulsivo de Rafael Estévez, su ayudante aragonés, que no acaba de adaptarse a la forma de ser del inspector.
Así empieza...
El inspector Leo Caldas se bajó del taxi y dio dos zancadas para evitar los charcos que inundaban la acera. Entró en el vestíbulo del hospital, se abrió paso entre la gente y se dirigió a las escaleras. Subió hasta la segunda planta y avanzó por un pasillo flanqueado por hileras de puertas cerradas. Se detuvo ante la marcada con el número 211, la abrió ligeramente y miró al interior. Tras una mascarilla verde, un hombre dormía sobre la cama más próxima a la ventana. La televisión estaba encendida, sin voz, y la otra cama vacía y con las sábanas dobladas sobre el colchón.
Consultó su reloj, volvió a cerrar la puerta y caminó hasta una sala de visitas situadas al final del pasillo. Sólo halló a una mujer mayor cuyas ropas negras se destacaban contra el blanco de la pared. La anciana alzó la vista cuando Caldas asomó la cabeza, pero sus ojos regresaron decepcionados al suelo tras cruzarse con los del inspector.
.
Los perros Riga (Henning Mankell)
Una fría mañana de febrero, un bote salvavidas queda varado frente a la costa sueca. Dentro yacen los cadáveres de dos hombres que, como confirma el inspector Kurt Wallander, han sido asesinados días atrás. Aquejado de estrés, con problemas de salud, lleno de remordimientos por desatender a su anciano padre y sin haber encajado bien la separación de su mujer, Wallander, una vez abierta la investigación, debe hacer de tripas corazón y posponer sus buenos propósitos de cuidarse más. Al averiguarse que los dos hombres asesinados eran letones, Wallander no tiene más remedio que viajar a Riga. En la turbulenta Letonia de 1991, en pleno proceso de restablecimiento de la independencia y la democracia, Wallander se introduce en los ambientes de la oposición clandestina. En medio de esa atmósfera sórdida, conoce a Baiba Liepa: intriga, amor y conflictos de toda índole provocarán que su vida dé un inesperado vuelco.
Así empieza...
Por la mañana, poco después de las diez, llegó la nevada.
El timonel del barco de pesca masculló una maldición. Había oído por la radio que se preparaba una tormenta de nieve, pero albergaba la esperanza de llegar a la costa sueca antes de que aquella comenzase. Si la noche anterior no le hubiesen hecho perder el tiempo en Idéense, ya habría divisado Ystad y habría podido virar el rumbo unos cuantos grados al este. Todavía le quedaban siete millas de navegación, y si la tormenta de nieve arreciaba tendría que detener la embarcación hasta que escampara.
Volvió a maldecir su suerte. “La avaricia rompe el saco”, se dijo para sus adentros. “Debería haber hecho lo que pensé en otoño: comprar un nuevo radar. Ya no puedo fiarme de mi viejo Decca. Tenía que haber comprado uno de los modelos americanos. Esto me pasa por avaro”.

martes, 22 de diciembre de 2009

la lotería

pues no, no me tocó la lotería


la única lotería que me gustaría que me tocara es aprobar las oposiciones


eso sí que es una lotería

lecturas 2009 - XXV


Las hojas caídas (Wilkie Collins)
Amelius Goldenheart, tras haberse criado en una comunidad socialista cristiana en EEUU, regresa a su Inglaterra natal para conocer mundo y alejarse del amor de una mujer con una misteriosa tragedia en su pasado. Con veintiún años, Amelius llega a Londres con una carta de presentación dirigida a John Farnaby y se enamora de su sobrina Regina. A pesar de los recelos de Farnaby, su esposa ve con muy buenos ojos al joven y le confía un secreto y una misión: encontrar a la hija recién nacida que le robaron hace dieciséis años.
Paulatinamente, el joven Amelius se va implicando más en las desdichas de unas mujeres unidas por su relación con el joven y por los secretos del pasado; unas mujeres a las que, pese a sus intentos por encontrar la felicidad, la vida sólo les devuelve desgracias y decepciones; unas hojas caídas.
En la Inglaterra victoriana, los ideales y principios de Amelius chocarán de frente con las estrictas normas de la sociedad en su intento por ayudar a esas hojas caídas. ¿Conseguirá superar los prejuicios y alcanzar la felicidad?
Así empieza...
Los irresistibles influjos que un buen día han de reinar con supremacía absoluta sobre nuestros pobres corazones, amén de dar forma al breve y triste transcurso de nuestras vidas, a veces provienen de un origen remoto y misterioso, y encuentran el camino inescrutable para llegar a nosotros a través de los corazones y las vidas de algunas personas que nos resultan desconocidas.
Mientras gastaba su primera chaqueta y jugaba sus primeras partidas de bolos el joven cuya atribulada trayectoria nos proponemos aquí seguir, un terrible infortunio doméstico que sobrevino en el hogar de unos desconocidos estaba destinado, sin embargo, a surtir un definitivo efecto sobre su propia felicidad y a modelar a conciencia el posterior transcurso de su vida.

domingo, 20 de diciembre de 2009

felicidades otra vez

De nuevo muchas felicidades

te echo de menos

jueves, 17 de diciembre de 2009

me gusta cumplir con lo que me piden (si puedo)

Y esta vez puedo (o quiero)

Teatrera (supongo que cansada de tanto post de libros...) me pide que os cuente algo sobre mí, así que lo voy a intentar
Va por ti...
...nací y crecí en un pequeño pueblo costero... (jeje, era broma)
ahora en serio...
siempre me quejé de que mi madre guardaba cosas que (a mi me parecía) no servían para nada, además de que no tenían ningún tipo de valor sentimental

pues, estos días, me di cuenta de que yo también me he dedicado toda mi vida a guardarlo "todo" o casi todo

encontré una caja, con objetos del tipo:

- entradas de cine y otros espectáculos

- un corcho de una botella de champán

- el alambre que rodea al corcho de una botella de champán

- una cajetilla de ducados (vacía y hecha polvo)

- algún papel de regalo (usado)

- bolsas de alguna tienda de mis "escasos" viajes al extranjero (Londres, Italia, Nueva York)

- billetes de avión (con las respectivas pegatinas que le ponen a las maletas)

- el pétalo de una rosa roja

- bolígrafos (sin tinta)

- un par de canicas

en fin, que no se si soy fetichista, que padezco el síndrome de diógenes o que soy una cursi sentimental
.
y lo peor de todo, es que mi bolso y mi cartera también sufren esta ¿manía? de guardarlo todo
.
sólo espero que ya que voy a pasar las navidades encerrada en casa y que mi hermana y yo tenemos pensado dedicarnos a tirar todo lo innecesario que siempre se guardó (debe ser cosa de familia), no acabe tirando cosas que no quiero tirar y que tampoco la cosa termine sin que consigamos llenar ni una sola bolsa de basura

miércoles, 16 de diciembre de 2009

lecturas 2009 - XXIV


Aurora boreal (Asa Larsson)
El cuerpo de Víctor Strandgard, el predicador más famoso de Suecia, yace mutilado en una remota iglesia en Kiruna, una ciudad del norte sumergida en la eterna noche polar. La hermana de la víctima ha encontrado el cadáver, y la sombra de la sospecha se cierne sobre ella. Desesperada, pide ayuda a su amiga de adolescencia, la abogada Rebecka Martinsson, que actualmente vive en Estocolmo y que regresa a su ciudad natal dispuesta a averiguar quién es el culpable. Durante la investigación sólo cuenta con la complicidad de Anna-Maria Mella, una inteligente y peculiar policía embarazada. En Kiruna mucha gente tiene algo que ocultar, y la nieve no tardará en teñirse de sangre

.
Así empieza...
ATARDECIÓ
Y AMANECIÓ: DÍA PRIMERO
Cuando muere Víctor Strandgard, en realidad no es la primera vez que sucede. Está tumbado de espaldas en la iglesia de la Fuente de Nuestra Fortaleza y mira hacia arriba a través de los enormes ventanales que hay en el techo. Es como si no hubiera nada entre él y el oscuro cielo de invierno.
“No se puede estar más cerca –piensa-. Cuando lo llevan a uno hasta la iglesia que hay en una montaña en el fin del mundo, el cielo está tan cerca que casi puedes tocarlo alargando la mano”

miércoles, 9 de diciembre de 2009

lecturas 2009 - XXIII


El lamento del perezoso (Sam Savage)
La vida de Andrew Whittaker se derrumba: la revista literaria que dirige está a un paso de la bancarrota, el edificio que posee se cae a trozos y su mujer lo ha dejado. Sin embargo, Andrew no abandona. Es una máquina de crear proyectos, ilusiones y deseos vanos. Y escribe sin parar: bocetos de novelas, cartas de rechazo a aspirantes a escritores y delirantes invitaciones a antiguos compañeros con más éxito que él, listas de la compra, carteles para sus incívicos vecinos...
Así empieza...
JULIO
Apreciado señor Fontini:
Esto es para que conste. El enyesador ha presentado su factura por cambiar el techo de la cocina. Era, como seguramente sabe usted, un techo de buen tamaño, bastante más techo, digámoslo así, del que, para su desgracia, mucha gente tiene en el salón. Es, además, la segunda vez, lo cual me hace aún más difícil, por acumulación, asumir el pago. No soy un manantial de dinero, mucha gente se lo refrendaría. En pocas palabras: no puedo pagar de mi bolsillo a los operarios nada que pase de los 300 dólares.

FELICIDADES



Aunque ya no estás


Muchas felicidades


sábado, 5 de diciembre de 2009

lecturas 2009 - XXII

Goodbye Columbus (Philip Roth)
Ganador del National Book Award en 1960, Goodbye, Columbus fue el primer libro publicado por Philip Roth. En él aparece, de manera temprana e instantánea, el escritor de ingenio explosivo, poco caritativo en su visión de la vida y con una fuerte compasión por el autoengaño de sus personajes, que pervivirá en libros posteriores.
Goodbye, Columbus es la historia de Neil Klugman y la hermosa y espiritual Brenda Patimkin, él de Newark pobre, ella del suburbio high class de Short Hills; de su encuentro en unas vacaciones de verano y de su inmersión en un affaire que nos habla tanto de las clases sociales y de la sospecha, como del amor. Junto a esta novela breve, cinco relatos que oscilan entre la iconoclasia y la ternura sin concesiones, y que iluminan los conflictos internos entre padres e hijos, amigos y vecinos, en la diáspora de los judíos americanos.
Así empieza...
La primera vez que la vi, Brenda me pidió que le sujetase las gafas; luego dio unos pasos, hasta situarse en el borde del trampolín, y miró la piscina con ojos de no ver nada; podrían haber quitado el agua, que Brenda, de puro miope, no se habría enterado. Se lanzó con mucho estilo y un momento después ya estaba nadando hacia el lateral de la piscina, con la cabeza de pelo muy corto, color caoba, erguida y estirada hacia delante, como una rosa en lo alto de un tallo muy largo. Se subió al borde, deslizando el cuerpo, y en seguida la tuve al lado. “Gracias”, me dijo, con los ojos acuosos, aunque no por el agua.

hasta siempre

un "recuerdo" a Jordi Solé Tura

ya que el perdió todos los que tenía...



jueves, 3 de diciembre de 2009

lecturas 2009 - XXI

Lo que perdimos (Catherine O’Flynn)
Tras las puertas de cristal del centro comercial Green Oaks, en Birmingham, se esconden los anhelos de cientos de personas. Una noche, un guardia capta a través de las cámaras la imagen de Kate Meaney, una niña solitaria y perspicaz desaparecida hace veinte años. Kate solía deambular por el centro mientras jugaba a ser detective e imaginaba los oscuros secretos de clientes y trabajadores, con la única compañía de su meno de peluche Mickey


Así empieza...
El crimen acechaba ahí fuera. Oculto, inadvertido. Esperaba no llegar demasiado tarde. El conductor del autobús no pasaba en ningún momento de los 25 kilómetros por hora, frenando conforme se acercaba a los semáforos en verde, hasta que cambiaban a rojo. Cerró los ojos e imaginó que el viaje proseguía lo más lento posible. Cuando los abrió, vio que el autobús iba muy por detrás de su peor estimación. Los peatones lo adelantaban, el conductor silbaba.
Observó al resto de pasajeros y trató de deducir lo que se disponían a hacer ese día. Casi todos eran pensionistas, y pudo contar hasta cuatro ejemplares del mismo bolso de la compra a cuadros azules. Lo apuntó en su libreta; no iba a dejarse engañar por supuestas coincidencias.

cenas de navidad (uf...navidad)


como sabeis en estas fechas son abundantes las cenas de trabajo, de amigos....

pues yo no voy a ser menos


como la mayoría de mis amigas están casadas o viven en pareja o, como yo, que tenemos otra vida, no nos vemos muy a menudo, así que también hacemos cena de navidad (no os lo perdais, además organizan el amigo invisible, cosa que odio)


pero este año parece que no va a haber, porque desde este laaaargo fin de semana hasta el final de las vacaciones, no hay un solo fin de semana que podamos ir todas (sí todas, ya estoy harta de las fiestas de mujeres, a ver si algún día las hacemos con hombres, jeje)

de todas formas, este viernes tengo otra con mis ex-compañeras de trabajo, que casi me apetece más que la anterior, porque por lo menos voy a cambiar de aires y la conversación no va a girar en torno a lo listos que son los niños de todas....

sí, decididamente, me apetece esta cena..... aunque sea de navidad

martes, 1 de diciembre de 2009

lecturas 2009 - XX


El club de los pirómanos para incendiar casas de escritores (Brock Clarke)
Lo último que imaginaba el adolescente Sam, cuando fascinado por las historias de su madre se introduce en la casa de Emily Dickinson, es que terminaría provocando un incendio que acabaría no solo con el venerado museo, sino también con la vida de un incauto matrimonio de profesores que aprovechaban unas horas de soledad para dar rienda suelta a su pasión en la vieja cama de la escritora. Tras pasar diez años en una cárcel de baja seguridad entre tiburones de Wall Street, Sam decide rehacer su vida. rechazado por su entorno, ingresa en la universidad donde se decanta por la fascinante carrera de Ciencias de Envasado, tras desestimar por absurdos los estudios de Filología Inglesa. Con el tiempo, se enamora, se casa y tiene dos niños adorables. Su vida transcurre en la sencilla felicidad doméstica de una urbanización en “donde el silencio era tal que nadie se atrevía a cortarse las uñas en el porche por si el ruido molestaba a algún vecino”. Pero repentinamente el pasado llama a su puerta y cuando las casas de Robert Frost, Edith Wharton, Mark Twain y Nathaniel Hawthorne empiezan a arder, Sam se convierte en el principal sospechoso...


Así empieza...
Yo, Sam Pulsifer, soy el hombre que incendió sin querer la casa museo de Emily Dickinson en Amherst, Massachussets, y el que, como consecuencia de ello, mató a dos personas, por lo que pasé diez años en la cárcel y por lo que, según leo en cartas de alumnos de Literatura Norteamericana, seguiré pagando un alto precio en un futuro no demasiado halagüeño. Esta historia ha llegado a ser bastante conocida en el ámbito local, y no abundaré en ella. Tal vez baste con decir que, en el podio de las grandes desgracias, de las horribles tragedias que han tenido lugar en Massachussets, primero están los Kennedy, después viene la famosa parricida Lizzie Borden y su hacha, a continuación figura la quema de las brujas de Salem, y luego ya aparezco yo.

es mejor callar ...


no es que antes fuese muy prolífica, pero ahora no sé que contar

no quiero contar miserias, y además estoy segura de que podría contar algo positivo, pero no me sale
también me gustaría comentar vuestras entradas, pero tampoco puedo
.
así que seguiré publicando mis lecturas de este año, que al final siempre me faltan días....

 
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