viernes, 10 de agosto de 2007

la historia de mi vida I

En la primavera de 1969, nace una “preciosa” niña a la que ponen por nombre “muchacha de ojos tristes”. Soy la 4ª de cuatro hermanos, aunque no puedo decir que los tuviese como compañeros de juego, ya que el más pequeño me lleva 5 añitos (una porrada de años, jeje), sino más bien que ellos me tuvieron a mi como un verdadero estorbo (fraternalmente hablando).


Estoy demasiado acostumbrada a vivir entre mucha gente, ya que cuando yo llegué, hacía el numero 10 de los habitantes de la misma casa, bueno, casa, piso de unos 75 m2 (inciso: y ahora se quejan de pisitos de solteros de 40 m2).

El primer mal trago que la vida me pone por delante es a los 7 años la pérdida de una amiga, de mi amiga L, pero como todos sabéis, los niños son los primeros en recuperarse de las malas jugadas de la vida.

Sí, hay otros amigos, del cole, del barrio, los cuales algunos se conservan y otros no, algunos buenos y otros no, como todo en la vida, pero de mi infancia en general guardo buenos recuerdos.
De esa época recuerdo series de tv como Los payasos de la tele (Gabi, Fofo, Miliki y Fofito, aún no estaba Milikito...) Heidi, Mazinger Z, Vicky el vikingo, La abeja Maya, incluso algunos más antiguos como Los chiripitifláuticos. Leíamos tebeos (no cómics) como Pulgarcito, La pequeña Lulu, TBO, Lily y Esther (esta ya un poco más mayorcitas).

No necesitábamos ningún aparato tecnológico de esos que usan los niños de hoy en día para pasarlo bien, nos bastábamos con una pelota, una cuerda, unas tabas, las bicicletas o simplemente nosotros mismos. Nuestra muñeca preferida era la Nancy (pero sólo llegamos a tener 3 modelos: la rubia, la morena y la negra, ah, y no tenía tetas como la de ahora).

Coleccionábamos cromos que había que pegar con pegamento imedio, escuchábamos la música de grupos como Parchís (Ay mi madre...) e infinidad de cosas que actualmente resultan impensables.

Nos enfadábamos porque..., no sé muy bien por qué, pero recuerdo muchas discusiones entre nosotros, que siempre acababan bien, y todos unidos ante las broncas con cualquier otra pandilla, o de algún adulto, por habernos saltado alguna regla.

Incluso recuerdo con bastante nitidez, a pesar de mi infancia, la muerte del “dictador”, tengo la imagen de las largas colas que se formaron en el Palacio real para ver su cadáver, supongo que algunos con mucha pena y otros para comprobar que era cierto y que estábamos salvados.

Antes de cumplir los 11 años la vida me vuelve a dar la espalda, al que pierdo ahora, tras una larga enfermedad, es a mi padre, y esta vez, ya me costó un poco más volver a la normalidad, ya que todos los que me rodeaban estaban en las mismas condiciones que yo, o incluso peores, yo seguía siendo una niña pequeña. Un año más tarde, le siguió mi abuela, que se murió de pena tras la pérdida de su hijo.

Pero, en general, puedo decir que mi infancia transcurrió con bastante normalidad, a excepción de esos fatales acontecimientos, de los que no me pude librar.

1 comentarios:

Silvia dijo...

Hola muchachadeojostristes, precioso post, me recuerda mucho a la historia de la mía a pesar de que nací 7 años antes, pero entonces yo creo que las cosas no iban tan rápido como ahora. A mi todavía no me han tocado las ausencias que te tocaron a tí siendo tan txiki y, aunque también había problemas, tengo un bonito recuerdo de la niñez. Nosotr@s si vivimos una niñez de niños.
Te enlazo en mi blog de amigos vale?? Pasaré con más calma.
Un beso

 
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