Esperadme en el cielo (Maruja Torres)la narradora y protagonista se reúne en el Más Allá con sus amigos Terenci y Manolo. Juntos pueden volver al pasado y revisitar los escenarios de su educación sentimental, así como desplazarse instantáneamente a cualquier punto que deseen. De los portales del Raval barcelonés de la posguerra a las alfombras mágicas de Sabú y el Gran Visir; del parque del Retiro madrileño a los sueños dorados de hollywood, pasando por Alejandría y nunca demasiado lejos de los cines de barrio.
Todo adquiere una atmósfera mágica, y los tres amigos viven una aventura en la que la protagonista tan pronto es la Wendy de Peter Pan como Alicia en el país de las maravillas, pero llega asimismo la hora dramática de afrontar un gran dilema moral. Aunque las ventajas del estado en el que se encuentran son muchas, no les es dado poder influir sobre la conducta de los vivos, y sin embargo no tendrán más remedio que unir fuerzas en un decisivo empeño común.
Así empieza...- ¿Estoy muerta?
Mis amigos mostraban un mudo pero expresivo regocijo, tan incomprensible para mí como sus trajes de gala. Si, como suponía, acababa de reunirme con ellos en el Más Allá, su júbilo resultaba, por decir poco, indecoroso.
-¿Muerta-muerta -insistí
Seguían sin hablar. Sonreían, se inclinaban, se quitaban y calaban el sombrero de copa, improvisaban reverencias, pantomimas propias de presentadores circenses que se disputaran el favor de un mismo público desde dos pistas contiguas. Sacudían el trasero para que los faldones de sus respectivos fracs aletearan coquetamente en ¿el aire? ¿Es aire lo que respiran los muertos? Se daban codazos y tarareaban una frívola melodía
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