viernes, 21 de agosto de 2009

lecturas 2009 - IX

Pisando los talones (Hennign Mankell)

La noche de San Juan, alguien, agazapado tras un matorral, contempla cómo se divierten unos jóvenes... Por esas mismas fechas, ajeno al drama que se fragua, el inspector Kurt Wallander regresa de sus vacaciones, y en agosto, ya metido en la rutina, empieza a acusar un extraño agotamiento que está a punto de costarle la vida en un accidente de tráfico. Cuando acude al médico, se lleva un buen susto al saber el diagnóstico. Para colmo, Svedberg, uno de sus colegas, no aparece a su vuelta de las vacaciones, y una madre presiona a los agentes para que busquen a su hija: hace ya más de un mes, la joven se marchó de viaje con unos amigos de manera imprevista, y todo indica que que las postales que han enviado son falsas. Svedberg, que sigue sin dar señales de vida ¿no estaba investigando esas desapariciones? Wallander no puede ni imaginar las incógnitas que le presentará este caso... ni los sangrientos crímenes que deberá resolver, "y cuanto antes", como le pide el fiscal.
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Así empieza...
Poco después de las cinco, la lluvia había cesado por completo.
El hombre que se encontraba en cuclillas junto al grueso tronco del árbol empezó a quitarse el chubasquero. La lluvia, poco intensa, no había durado más de media hora. Sin embargo, la humedad le había empapado la ropa. Ante la idea de pillar un resfriado precisamente entonces, en pleno verano, le entró un arrebato de ira.
Acabó de quitarse el chubasquero, lo dejó en el suelo y se levantó. Tenía las piernas entumecidas, así que empezó a balancear el torso hacia delante y hacia atrás, para reactivar la circulación de la sangre al tiempo que echaba un vistazo a su alrededor.
Sabía que aquellos a quienes esperaba no llegarían hasta las ocho, tal y como habían planeado. No obstante, existía el riesgo, aunque mínimo, de que otras personas se acercasen paseando por alguno de los senderos que serpenteaban por el parque natural. Esto era lo único que no podía prever, lo único de lo que no podía estar seguro.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

No conozco el libro, pero tiene buena pinta, así que me lo apunto, que para eso soy un lector empedernido. Je, je, je. Un beso fuerte. Hasta pronto.

 
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