lunes, 10 de marzo de 2008

lecturas 2008 - V

Ciudad de cristal (Paul Auster)
Quinn, que en otros tiempos fuera poeta y cuya mujer e hijo han muerto, vive en la más absoluta soledad, escribiendo novelas policíacas, despojando de toda ambición literaria y lejos de los fastos del mundo. Alguien lo llama varias veces por teléfono en medio de la noche, tomándolo por un detective llamado Paul Auster, y solicitando con desesperación su ayuda. Quinn, entre curioso y conmovido, decide al fin personificar al desconocido Paul Auster y concierta una cita. Conoce entonces a otro pálido poeta, que cuenta una historia aterradora: cuando nació, su padre, una combinación de místico y y lingüista demente, lo encerró y aisló del mundo durdante años para que pudiera hablar “la verdadera lengua de los hombres”, aquélla que olvidaron tras la construcción de la torre de Babel. Pero el niño fue rescatado y el padre recluido en una institución –un manicomio, o quizás una cárcel-, de la que ahora está a punto de salir. Y el hijo, que teme por su vida, desea que el detective Paul Auster –o Quinn- lo proteja.Con Ciudad de cristal se inició La trilogía de Nueva York, un deslumbrante conjunto de thrillers posmodernos que, según los críticos, marca un nuevo punto de partida para la novela norteamericana y que consagró a Paul Auster como un clásico contemporáneo. Ahora nos llega en forma de novela gráfica de la mano del os grandes dibujantes David Mazzucchelli (Batman: Year One, de Frank Miller) y Paul Karasik, quienes consiguen crear “un extraño doble, un Doppelganger del libro original”, como dice Art Spiegelman, creador de Maus e instigador de la adaptación, que en la introducción nos relata cómo surgió la idea de “traducir” visualmente la obra y los tropiezos con los que sus autores se encontraron. El resultado es, sin embargo, “una de las demostraciones más ricas que se hayan dado hasta la fecha” de la adaptación visual de una novela.

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